Año nuevo

¿Vida nueva?

No recuerdo dónde encontré esta imagen, pero me gustó ;)

Es lo que toca. O al menos es la intención, cambiar de estilo de vida, de hábitos alimenticios, iniciar una rutina de ejercicio, leer más, salir menos (o salir más), estudiar un posgrado, aprender otro idioma, ser más organizado, uuff...la lista puede ser interminable.

En realidad, ¿cuántos de esos propósitos hemos cumplido? ¿Los recordamos a mitad de año? ¿Al segundo mes?

Por mi parte, me siento cargada de ánimos para empezar nuevos proyectos y con toda la disposición para recibir lo bueno que traerá este año bisiesto (las Olimpiadas de Londres, por ejemplo).

Por cierto, hace 10 años que entró el euro como moneda única a Europa. En un gran esfuerzo por tener un mercado común, se adoptó dicha moneda en 13 países inicialmente. Y como ya he contado anteriormente, en esa época vivía en Francia.

Hubo folletos, pósters informativos, programas de televisión, asesoría en los bancos y un sinfin de medios para facilitar la adopción del euro. Paulatinamente se retiraron las monedas antiguas (en febrero del 2002 dejaron de circular definitivamente). Para quienes estaban acostumbrados a pensar y sobre todo, hacer su vida diaria en francos, pesetas o marcos, implicaba todo un reto. Yo estaba en Madrid al entrar el año. Y recuerdo perfectamente en qué gasté las últimas 100 pesetas que tenía en la bolsa, después de unos frenéticos días de compras por la calle Princesa con mi amiga Ana, ¡un par de aretes!

De un día para otro, un café que tenía cierto mínimo valor en la moneda del país, se convirtió en un euro (1€). La mayoría de las veces, al hacer la conversión a la moneda anterior, significaba un aumento de precio en ese exacto mismo café.

Hasta la fecha, sobre todo las antiguas generaciones, siguen haciendo conversiones mentales para intentar comprender el aumento del precio en todo.

Para los extranjeros, sobre todo los turistas, ha representado un cierto alivio al no tener que cambiar de moneda en cada país (sin entrar en temas de paridad). En términos de viaje, es muy práctico contar con la misma moneda. Además, existe la típica tentación de hacer una "colección" de euros de cada país. Sí, cada país miembro acuña en "la cara" de las monedas la imagen que mejor lo represente. Por ejemplo, España el rostro del rey, Francia la Marianne (símbolo de la Quinta República Francesa) y así cada país miembro.

Estos son centavos de euro que traía en la cartera,  ejemplifican lo que acabo de contar.

En fin, ese es también un tema por demás interesante en este año. ¿Qué pasará con el euro?

¿Qué pasará con nuestros propósitos? ¿Será como esa entrada de una nueva moneda, que paulatinamente se adopta hasta convertirla en una de uso diario?

Ya lo veremos. Por lo pronto, hoy, ¡de vuelta al gym! ;)