LAX


En mi ir y venir entre un lugar y otro, gracias a Dios, nunca había vivido un acontecimiento violento tan de cerca como el del pasado 1 de noviembre en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, California. Se trató de un tiroteo a manos de un joven de 23 años que mató a un oficial de seguridad e hirió a otros en la Terminal 3. Lo interesante de la situación es que esto ocurrió en el área previa a la revisión de seguridad hecha a los pasajeros. Es decir, antes de pasar por las máquinas, escáneres y manoseo.

¿Por qué lo viví de cerca? Porque justo ese día estaba planeado mi vuelo de salida de Los Ángeles. De hecho, me encontraba ya de camino al aeropuerto cuando por la radio escuchamos la noticia. Además, por teléfono nos avisaron lo que acababa de ocurrir y nosotros, sin saber la magnitud del tema, continuamos el rumbo hasta llegar ahí. En realidad, llegamos hasta un boulevard cercano. Todos los accesos estaban bloqueados por una patrulla cuyos agentes informaban lo poco que sabían y pedían esperar en los restaurantes cercanos. Todo esto ocurrió alrededor de las 11 de la mañana.

Nos dirigimos, pues, a un IHOP cercano. Desde ahí, consolándonos con un par de hot-cakes y café espumoso, observábamos el tráfico congestionado que parecía más bien un parking. Muchos otros viajeros se nos unieron. Asiáticos, latinos, europeos, hindúes, americanos, vamos, una selección de todo el mundo, abarrotó el restaurante para deleite y estrés del personal. 

El tiempo pasó. Era ya la 1 de la tarde y según corrían los rumores, a esa hora abrirían nuevamente el aeropuerto. Intentamos llamar a la aerolínea. Quienes contestaban el teléfono desconocían por completo lo que estaba pasando. Nuestro vuelo salía justo en ese momento y no había nadie que diera indicaciones de nada. ¿Ir al aeropuerto? ¿Esperar? ¿Volver a casa y programar la salida para otro día? Nada. 

Varios intrépidos varados decidieron ir al aeropuerto a ver si efectivamente estaba abierto. Decidimos ir y salir de una vez de la duda. Tras cruzar varios boulevares repletos de coches, llegamos a la desviación al aeropuerto. Seguía cerrada. Muchos pasajeros decididamente, maletas en mano, avanzaban a pie hasta la Terminal 1. Otros más se agruparon y discutían sobre la conveniencia de ir así. Decían que los vuelos sí que salían, que los que se fueron no volvieron, que esa situación se parecía a la muerte, alegando que muchos son los que se han ido y nadie sabe realmente lo que pasa allá. No faltó aquél que invitaba a lanzarse a la aventura y ocultaba su miedo con gallardía. Era una situación francamente disparatada.

Los agentes se limitaban a observar y a impedir el paso. Me impresionaba que no fueran ellos los que indicaran volver a casa o hacer algo más sensato que estar ahí, debatiendo sobre ir o no ir a pie, con maletas, con sol, con incertidumbre tras un tiroteo... 

Eran ya las 3 de la tarde y seguíamos sin novedad. Mi reflexión ante esto era que el ir con maletas hasta la Terminal 1 suponía un riesgo innecesario para los pasajeros. Si el tráfico estaba cerrado, significaba que nadie debía llegar. Aferrarse a llegar a como diera lugar no haría que el aeropuerto abriera y, sobre todo, el riesgo seguía latente ante tanta indefinición.

Decidimos volver a casa y desde ahí hablar a la aerolínea. La noticia ocupó todos los noticieros y parecía que finalmente el personal de la empresa se enteraba. Luego de 2 horas al teléfono, nos reprogramaron para el siguiente vuelo, que sería 2 días después. A las 6 de la tarde, finalmente, pudimos dejar la incertidumbre y disfrutar ese día "de regalo" en el viaje.

No dejó de llamarnos la atención lo vulnerable que somos los pasajeros, a pesar de tanta seguridad latosa e inevitable a la que somos sometidos, especialmente en Estados Unidos. El hecho de que la tragedia ocurriera en el área "de tierra", ¿hará acaso que desde la entrada nos revisen? ¿Será esto una garantía de seguridad? ¿Estarán más preparadas las aerolíneas para responder a los pasajeros en tierra? Seguramente, habrá que prepararse para nuevos protocolos de seguridad y si queremos seguir en estos trajines, pintar buena cara al mal tiempo...

Sobre todo, me gustaría conocer qué opinión les deja todo esto. 




Comentarios

  1. Interesante tu reflexión.ojalá tomaran en cuenta a los pasajeros antes de hacerlos pasar por tantas inutiles medidas.

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    1. Ese es un punto fundamental, los pasajeros. Quiero pensar que sí que los toman en cuenta.

      Gracias por tu comentario.

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  2. wow, si que te tocó pasarla mal un rato y lo peor de todo, como mencionas, es estar con esa incertidumbre de qué va a pasar? En EU son super estrictos en cuanto a seguridad en los aeropuertos se refiere y que haya ocurrido esto en uno de los aeropuertos mas concurridos sin lugar a dudas va a hacer que se modifiquen y aumenten aun mas los estandares de seguridad.

    a mi hermana le tocó estar cerca de un tiroteo pero fue en la linea peatonal de TIjuana a San Diego y ella ya estaba a 5 o 6 gentes detrás de un tipo que se alteró porque le hicieron preguntas de más y sacó una pistola, y entre la confusión había rebote de balas, afortunadamente nadie salió herido pero si me contó mi hermana que había muchísimas personas alteradas al grado de que se portaron violentas :S

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    1. Hola Maivelin,

      Debe ser horrible estar cerca de un acto así. ¿Cómo es más seguro reaccionar? ¿Tirarse al piso? ¿Correr? ¡Qué susto para tu hermana!

      Habrá que ser muy pacientes al momento de viajar a través de Estados Unidos. Si toma mucho más tiempo ahora, en comparación a otros aeropuertos internacionales, vamos a ver cómo será si aumentan las medidas. Todo sea por la seguridad de todos.

      Muchos saludos, Maivelin.

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  3. creo que cualquiera puede entrar y disparar en un aeropuerto ya que la vigilancia es solo al momento que te diriges a pasar por los filtros antes de pasar a la sala de espera para abordar, y una lastima que en usa sigan pasando esos acontecimientos, en cines, escuelas, y en aeropuertos.

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    1. A pesar de tanta vigilancia y medidas de seguridad, se sigue siendo vulnerable...

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