Wool pig


 Otoño. Sábado por la noche en Zúrich. Invitación a cenar en casa de un amigo suizo. Botellas de vino como regalo de cortesía (Rioja, soy fan consumada). Grupo pequeño de 6, tamaño ideal para poder hablar cómodamente y disfrutar de la compañía. 

Al llegar a su casa, el olor a comida en el horno nos recibió con contundencia. Al costado, la mesa estaba bellamente puesta, esperando el momento para recibirnos.

Todo transcurría de lo más entretenido desde el aperitivo y hasta el primer tiempo. Nuestro anfitrión hacía gala de sus dotes de cocinero y todos estábamos encantados con la exquisitez de su trato. 

Por fin, el plato principal. A cada uno nos preguntó el término que preferíamos la carne y justo así la preparó, al gusto de cada uno, individualmente. Dos filetes fueron mi ración. Era una carne rojiza delgada, acompañada de una manzana al horno bañada con mermelada, noodles y puré de papa. Hasta ese momento, todos creíamos que era carne de res. Parecía carne de res.

Di el primer bocado y el sabor me pareció distinto. Era algo que nunca había probado pero no me disgustaba. Soy de las personas que disfrutan explorar nuevos sabores y más, cuando hay tanto esmero detrás. Alguien le preguntó a nuestro anfitrión qué carne era. No era yo la única en distinguir la rareza del sabor. Se trataba del singular "Wool pig" o, ahora lo sé, "Cerdo lanudo". Nadie había escuchado de él. 

Nuestro anfitrión, fascinado por esta presentación, nos quiso mostrar una foto del animal en su teléfono. Su conexión a internet falló en ese momento y prefirió dejarlo para la sobremesa. Extrañados, le hicimos preguntas sobre ese animal. Nos dijo que es un animal de zonas frías, de caza (él es aficionado a la cacería), caro y que él sólo lo consigue bajo pedidos especiales. 

Conformes con esa información, dejamos el tema de lado y más tarde lo retomamos, efectivamente, en la sobremesa...

No sé si hubiera preferido no saberlo. Mmm. ¿Cómo explicarlo? Me encanta comer, me encanta disfrutar de la comida y todo el ceremonial en torno a ella; aprecio los nuevos sabores, las nuevas formas (para mí) de preparar los ingredientes tradicionales. Por otro lado, respeto mucho a los animales, no tolero el maltrato animal pero, aunque lo he intentado, no podría ser vegetariana porque sin la proteína me he descompensado feamente (esa es otra historia).

El punto aquí es que, el cerdo lanudo es un animal que pareciera mezcla de oveja y cerdo. Estéticamente, hay una línea muy delgada entre la belleza por su rareza o el desagrado por la mezcla. Tras investigar más, leí que está en peligro de extinción. No me gusta haber comido un animal en peligro de extinción...

Habrá quienes se espanten de que en México se comen chapulines o huevos de hormiga. Para todo hay estómago en el mundo. Lo que sé es que, después de una reflexión con mis amigos sobre eso, concluimos que siempre hay una primera vez y que muy seguramente, esa sería la primera Y la última que comiéramos cerdo lanudo.

¿Ustedes qué opinan? ¿Han comido algún animal exótico y extraño? ¿Conocían al "cerdo lanudo"?


Comentarios

  1. Wow jamás había visto este animal. A mi también me gusta probar cosas nuevas siempre y cuando se vea "normal". A veces es bueno no saber que es lo que uno come porque psicologicamente al saber y luego ves el platillo ya no lo puedes ver de la misma manera y como diría mi mamá "hasta te cae mal al estómago si estás predispuesta".

    Saluditos

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    1. Sin duda, Maivelin. Si hubiera visto al animal antes de probarlo...quizás me lo habría comido, pero con asquito. :S
      Así, lo disfruté. Pero creo que no lo volveré a comer.

      Muchos saludos.

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  2. andale, esto es super raro y exotico.Que bueno que tu pruebas estas cosas tan fuera de lo comun y nos cuetas tu experiencia.
    como siempre muy interesante tu blog.saludos!! !!!

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