Around Luxembourg

Esta foto la tomé durante un día de caminata intensa por Luxemburgo. Solía caminar diario, alrededor de unas dos horas sin parar, dejándome llevar por las pequeñas calles, disfrutando del fresco aire, sin contaminación alguna.

En cuanto el clima me lo permitió (sin nieve y una temperatura más soportable), me aventuré a caminar más lejos de lo habitual, en sentido contrario al de siempre y cual sería mi sorpresa al toparme con estos borregos. Me fascinaron. Unos blancos, pequeñitos y otros de un color más bien canela, con la lana larga (qué mejor abrigo para el intenso frío que acababa de pasar), pastando y de vez en cuando, acercándose a los transeúntes que les ofrecían comida o simplemente una caricia...

Me recordaron un breve pero inolvidable capítulo de mi infancia.

No sé cómo fue, pero en algún momento llegó a mi casa un borreguito, vivo, auténtico, no de peluche, no de juguete, real. En casa no hay espacio adecuado para animales (si acaso para Lola mi gata), así que me resulta todavía más sorprendente que haya vivido ahí, en un cuarto ubicado ¡en la azotea!

Vagamente me viene a la mente la alfalfa que mi madre compraba para alimentarlo y los agitados intentos para bañarlo. Me encantaba la idea de tener de "mascota" a un borreguito.

De repente, ya no estaba ahí y la verdad no quiero saber qué pasó con él (la niña que llevo dentro prefiere guardar esa imagen infantil)...

Al descubrir en mis paseos esta casa con esa granja, decidí pasar diario por ahí para echarles un vistazo.

Esos tonos tan otoñales me hicieron pensar en los paisajes de las pinturas europeas, parece una imagen sacada directamente de una de ellas y puedo imaginarme, quizás, la fuente de inspiración de los grandes maestros: la naturaleza misma.

¿Les ha pasado algo similar?

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I took this photo during a day of brisk walking in Luxembourg. I used to walk every day, about two hours without stopping, around the small streets, enjoying the fresh air, no pollution.

As the weather let me (no snow and the temperature was  more bearable), I ventured to walk farther than usual, contrary side and what would be my surprise when I found these sheep. I was fascinated. Some white, tiny ones and others cinnamon color, with that long wool (what better shelter for the intense cold that had just happened), grazing and from time to time,approaching to passers who offered food or just a touch...

With all this I recalled a brief but unforgettable chapter of my childhood.

I do not know how, but at some point it came a lamb to my house, alive, authentic, not stuffed toy, but a real one. At home there is not adequate space for animals (if anything for my cat Lola), so I was even more surprised that it lived there in a room located on the roof!

It vaguely comes to my mind that my mother bought alfalfa to feed the little lamb and how epic it was just even trying to bath it. I loved the idea of ​​having like a little sheep like a "pet".

Suddenly, it was not there and I really do not want to know what happened to it (the girl in me prefers to keep that childhood image)...

Years later, I was pleased to discover in my walks this house with that farm, so I decided to go there daily to take a look.

These tones as autumn made ​​me think of the landscapes of classic European paintings and I can imagine, perhaps, the inspiration of the great masters: nature itself.

Have you experienced something similar?