Venezia!!

¡Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas! Con esta frase imborrable de la canción de Hombres G fui a Venecia por segunda vez, esa ciudad que parece un museo al aire libre y paralizada en el tiempo. 

La primera vez, en un viaje de estudiantes una amiga y yo nos lanzamos desde Estrasburgo en tren al Carnaval, en un heladísimo febrero que de recordarlo siento escalofríos. Entre máscaras, música y gente, recorrimos la ciudad con influencia bizantina.

La segunda vez, fue una semana después del Carnaval, también en un frío febrero pero en un plan distinto. Ahora con más tiempo, sin mapa en mano, nos dejamos llevar por los callejones inesperados y algunos sin salida, los canales y los bellos puentes para descubrir nuevos rincores bellamente conservados. ¡Es admirable el buen estado en el que los italianos tienen su país!

Trattorias que desprendían delicioso aroma, vitrinas con su bello muestrario de comida, gente local amabilísima (MUY sorprendente en una ciudad TAN turística) y el encanto de descubrir músicos callejeros con su espectacular interpretación hicieron de este viaje de por sí memorable.

Al llegar al aeropuerto, existe la posibilidad de tomar un taxi acuático (150 euros) o un vaporetto (que es el transporte público, a 15 euros por persona). Decididamente, el vaporetto tiene lo suyo, pero habrá que tener siempre en cuenta los casi 60 minutos de recorrido hasta la Piazza San Marco, que viéndolo por el lado amable, permite admirar los múltiples palacios de la orilla. 

Ya en la Piazza San Marco, es básico tomarse un café en una de las terrazas y disfrutar ese momento cada segundo. El panorama es sinigual (aún con tantos y tantos turistas, donde los ojos de todos brillan con emoción tras mil fotos en tan precioso lugar) y el ambiente también, con música de fondo que de verdad hace agradecer al Creador por estar ahí. 

Góndolas, máscaras, elegancia, historia y canales son las palabras con las que describiría a esta ciudad. ¡Ah, y qué bellos son los atardeceres ahí!

Al final, no me compré un jersey a rayas, pero quizás lo haga en el siguiente viaje...porque a Venecia vale la pena volver.

¿Han estado ustedes ahí? ¿Qué les ha parecido? Si no han estado, ¿está en sus planes hacerlo en algún momento?

¡Ahí me teletransporto este fin de semana!